29 de abril de 2009

Rutas olvidadas

Teníamos pensado tomar un par de días de relax en San Pedro, pero la verdad es que el pueblo nos decepcionó un poco. Todo era muy caro en comparación con lo que veníamos pagando, Tomi no pudo encontrar un producto supuestamente muy común que necesitaba para arreglar su bici (así que de nuevo tuvo que apañarselas como pudo), y en general había poco que hacer. En definitiva, paramos un día, y al siguiente volvimos a la ruta.

Empezamos con un pedaciiiiito de pavimento (bienvenido por poco que sea) hasta El Tala, y desde allí salía un camino terrible que de hecho es la antigua ruta nacional nº9; ahora tiene otro trazado. No fueron muchos kilómetros hasta El Jardín, pero era todo arena suelta, como andar en bici por la playa, así que se nos hizo eterno. Desde El Jardín el camino fué un poquito mejor hasta llegar al tramo que está definitivamente abandonado. Allí era donde verdaderamente empezaba nuestra nueva aventura.



Antigua ruta 9, cerca de El Jardín

El camino se ponía a la par de un río y lo iba remontando a través de una selva de montaña. Un lugar encantador, todo verde, mil árboles y plantas cerrandose sobre el camino e intensos sonidos animales nos rodeaban. Y no pasaban más que algunos compesinos a caballo.

No bien habíamos empezado la subida cuando nos encontramos en un pequeño prado verde, con mesillas y asadores, y debajo, el río hacía un codo que invitaba al baño. No opusimos mucha resistencia. El agua estaba fresquita y buena, y como no era muy tarde, hsata tuvimos tiempo de intentar (si éxito) pescar unos peces grandotes que se veían desde fuera.



Antigua ruta 9, tramo abandonado /Vista desde la carpa

Por la noche empezó la lluvia y duró toda la mañana siguiente, hasta el mediodía. Y como igualmente el cielo no pintaba nada bien, nos quedamos guardaditos en la carpa casi todo el día. Recién a la tarde pudimos dar un paseo.

La lluvia fue un palo, pues al día siguiente, además de arena y rocas, en el camino tuvimos un montón de barro y charcos. Y ahí viene la razón por la que el camino se ha abandonado: la ruta no solamente va a la par del río sinó que está enredada con él de tal forma que hay que cruzarlo más de 10 veces, por supuesto, sin puente.



Cruzando charcos

En el primer cruce, el río era bastante caudaloso y su lecho, de arena, así que nos hundíamos hasta más de media pierna. Perdimos mucho tiempo sacandonos y poniendonos los zapatos y cruzando con las bicicletas en alto cada vez. Por suerte, al ir acercandonos más y más al nacimiento del río, cada vez era menos el caudal que éste llevaba, así que de a poco los cruces se fueron haciendo menos complicados. Igual en suma fue una jornada agotadora, hasta nos peleábamos y todo, y yo en un arranque de mala leche pasé por el río con zapatos y hundiendo la bici hasta casi el piñón (después la pobre se me quejó mucho y tuve que limpiarla).



Nuesro primer cruce de río

Culminamos esa etapa con una buena subidita que nos sacó del curso del río y llegamos a Pampa Grande. Habría sido genial que hubiera un poco de pueblo, pues no teníamos mucha comida, pero resultó ser sólo una caserío, sin ni una despensa, así que al día siguiente había que llegar a Guachipas si o si. Igual, no estaba demasiado lejos.



Pampa Grande

Por la noche llúvia de nuevo. Y al día siguiente seguía todo gris, con llovizna; un poco triste. Empezamos con una de esas agotadoras zonas de badenes, en las que el camino baja cada dos por tres para cruzar un arroyito (por suerte sin mucha agua) y vuelve a subir. Y después ya arrancó la subida definitiva hacia un pequeño paso de montaña, a eso de los 2000msnm.

Buena bajada hacia un valle ancho y verde, y después de un poco de sube y baja, el camino se dejó caer hasta Guachipas. Allí hicimos campamento una noche, con dos tareas prioritarias: comprar comida y, sobretodo, limpiar las bicicletas que hasta se atascaban de la cantidad de barro que llevaban encima.



Tente-en pie antes de la bajada a Guachipas

Quizás nos habríamos quedado otro día, pues el pueblo era chico pero lindo y tenía un camping municipal bastante acogedor, pero no sabemos por qué razón parece que a la señora que lo regentaba no se le cantaba encendernos el calentador, y una parada sin agua caliente no es veradero descanso. Así pues, decidimos salir de nuevo a la ruta, ahora ya con pavimento, hacia Cafayate.

El ingreso a la carretera de Cafayate a Salta, que recorre la hermosa Quebrada Las Conchas, fue la vuelta al "Gringo trail" (como nos gusta llamarlo), es decir, la ruta de los guiris. Después de estos días de peregrinación, de comunión con la naturaleza, entrar en las grutas que se han formado en la quebrada y encontrar dentro el paseíllo de los artesanos y los turistas probándose collares y pulseritas todo acompañado por una banda chill-out a lo peruano-de-Plaza-Cataluña (que evidentemente también venden sus discos) ha sido un shock demasiado fuerte para nosotros.





Quebrada Las Conchas

Está bien que el tursimo es una fuente de ingresos cada vez más importante en la región y bueno, supongo que hay que explotarla, pero amigos, no me conviertan estos singulares espacios naturales en pasillos de un shopping, por mucho tono hippiesco que se le quiera dar.



La Garganta del Diablo


Saliendo de la quebrada

Pero bueno, nos ha servido para ir aclimatandonos al ambiente turístico de Cafayate. Como sea, el pueblo es muy lindo. Desde las calles y a través de las puertas abiertas, podemos llegar a ver el interior de algunos edificios, construidos alrededor de unos soleados patios interiores, invariablemente llenos de plantas y flores (porque si, de vuelta a los Valles Calchaquíes por fin vemos brillar el sol otra vez). Hasta hemos divisado, desde aquí, los queridos (e inolvidables) zig-zag, que nos llevaron, hace días, a través de las sierras del Aconquija hasta el fértil Valle de Choromoro, a San Pedro de Colalao.



Plaza de Cafayate


Y por fin ha llegado el descanso. Descanso para reponernos después de estos días, pero sobretodo para hacer acopio de energía y enfrentar el camino a Cachi, que por lo visto es un mundo de arena y serrucho. Seguramente nos quedamos hasta el domingo. ¿Que por qué hasta el domingo? ¡Pues porque el domingo juega River, hombre!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!!!El lugar es perfecto para que descansen unos dias!!!La carpa parece estar en grandes condiciones todavia, segun fotos anteriores.Salta es otra bella provincia con mucha historia y ricas comidas regionales.Disfruten mucho...seguiremos acompanandolos desde aqui Patricia y hECTOR

Anónimo dijo...

Us anem seguint per tots aquests camins.
Així que diumenge juga el River? Donç aqui, avui dissabte és Madrid-Barça. Podeu comptar com estan els anims.
Marisa.

Anónimo dijo...

Va guanyar el Barça per 2 a 6!!!! no vegis quina pallissa!!!!!!!!!

La que s'enfada i passa el riu amb el calçat posat i la bici arrossegant ets tu Berta??

Quantes dificultats que aneu superant!! i quantes coses boniques que veieu !!, no envejo el camí però gaudeixo les vostres històries.

Una abraçada molt forta.
Mum